Proyecto de interiorismo en Barcelona desde la mirada del cliente.

Las reformas suelen dar vértigo, pero el proyecto del que os vamos a hablar nos enseñó algo importante: los muros más difíciles de tirar no siempre son los de ladrillo, sino los prejuicios que tenemos sobre cómo será el proceso.

Nuestra clienta lo decía así:

“Cuando explicábamos que íbamos a hacer obras y que queríamos cambiar la distribución, nos decían que era una locura, que siempre hay dolores de cabeza, problemas e imprevistos.”

Y sí, comprar un piso antiguo en pleno centro de Barcelona puede parecer un salto al vacío. La ubicación puede ser perfecta, las vistas increíbles… pero la distribución y los acabados a menudo parecen sacados de otra época. Esto es lo que le pasó a nuestra clienta con un piso en la calle Balmes: tenía mucho potencial, pero necesitaba una reforma integral para convertirse en un hogar luminoso, moderno, cómodo y funcional.

En ese momento ella no podía imaginar que ese proyecto de interiorismo sería una de las decisiones más acertadas de su vida.

El primer paso: encontrar un estudio en quien confiar

Antes de comprar el piso, nuestra clienta quería asegurarse de que esa compra tenía sentido y de que el espacio podría convertirse en la casa que ella deseaba.

Cuando conoció a Marina, en la primera reunión informativa, la conexión fue inmediata:
“Solo compraré el piso si me dices que puede salir algo chulo”, le soltó entre risas en la primera visita.

Con las ideas claras, los diseños que vio en la web y la cercanía del equipo, la decisión fue rápida: Sezam Studio sería el encargado de su reforma integral. Y así comenzó una aventura donde cada metro cuadrado se pensó para que se alineara armónicamente con sus preferencias y su estilo de vida.

De un piso antiguo a un hogar moderno: el nuevo plano

El reto era claro: decir adiós a la distribución anticuada, abrir los espacios y modernizarlos. 

“Queríamos luz, amplitud y una casa diseñada para disfrutarla”

En las primeras reuniones hablamos de rutinas, aficiones y necesidades diarias. Espacio para bicis, un vestidor funcional, zonas abiertas y prácticas… cada detalle contaba.

Los imprevistos llegaron (como siempre pasa en una reforma), pero tener un equipo propio de obra nos permitió reaccionar muy rápido, con diligencia y sin estrés para la clienta. Incluso uno de esos contratiempos acabó convirtiéndose en un elemento especial, la típica anécdota de obra que luego se recuerda e imprime un sello único y personal a la casa.

Derribar prejuicios: una reforma integral sin dolores de cabeza

Antes de empezar, familiares y amigos le insistían en que se preparara para el caos, pero la experiencia fue todo lo contrario:

«Nos han dado mucha tranquilidad. Solo hemos venido al piso un par de veces y ellas se han encargado de todo. Hemos podido relajarnos y disfrutar del proceso.»

Ella se liberó de la coordinación de industriales, de los trámites y de la gestión de plazos, y, además, obtuvo un control y supervisión de obra diario que aseguró la máxima calidad del proceso… quedando ella libre para centrarse en la parte más bonita del proyecto: elegir los acabados, decidir el mobiliario y ver cómo su hogar iba cobrando vida.

El resultado: un refugio de calma en el corazón de Barcelona

Hoy la vivienda es todo lo que ella imaginaba antes de comprarla: luminosa, amplia, funcional y adaptada 100% a su estilo de vida.

“Hemos ganado calidad de vida. Cada espacio está pensado para nosotros y se nota.”

Su experiencia demuestra que con el equipo adecuado, el miedo a las reformas integrales desaparece y da paso a la ilusión, porque reformar tu casa es, ante todo, una gran oportunidad para enfocar tu vida y decidir cómo quieres vivirla (de forma positiva y con cero estrés).