En un mundo cada vez más digitalizado, es común que muchas empresas decidan vender sus productos y servicios a través de internet, sin considerar la posibilidad de abrir una tienda física. En este artículo, te explicamos por qué invertir en una tienda física es una opción más ventajosa que vender solo en línea.
La era digital ha transformado la forma en que las empresas venden sus productos. Ahora, muchos propietarios de negocios eligen vender en línea en lugar de abrir un establecimiento comercial. Sin embargo, aunque las ventas online pueden ser una opción atractiva debido a su comodidad y bajos costos de operación, todavía hay muchos beneficios que solo una tienda física puede ofrecer, especialmente cuando se trata de vincular sensaciones y experiencias a una marca.
En este sentido, el interiorismo puede ser un factor clave para hacer destacar un negocio en un mercado cada vez más competitivo y dominado por las compras en línea, ya que ayuda a mejorar la experiencia del cliente e, incluso, a aumentar las ventas. Así pues, abrir una tienda puede ser una inversión valiosa para cualquier negocio minorista.
¿Cuáles son los beneficios de abrir una tienda física?
La experiencia de compra ligada a sensaciones como la sorpresa, el confort o la atención personalizada que puede ofrecer una tienda física son aspectos difíciles de replicar en internet. Por lo tanto, abrir un comercio sigue siendo una apuesta segura para muchas empresas que buscan destacar en un mercado cada vez más competitivo.
Solo es necesario fijarse en cómo cada vez se está apoyando más el comercio de cercanía. Este contribuye a la economía local, a la sostenibilidad y a la conservación del medio ambiente, además de ofrecer una atención muy cercana y personalizada hacía el cliente. Y es que, nuestra sociedad cada vez se muestra más interesada en lo artesano, en lo ecológico, la sostenibilidad, la atención al cliente y, por supuesto, en su experiencia de compra. Por lo tanto, las tiendas tienen una gran oportunidad aquí, tanto ahora como en el futuro.
A continuación, analizamos más detalladamente cuáles son los principales beneficios de abrir un establecimiento físico:
- Experiencia de compra única. Aunque la comodidad de comprar desde casa es indudable, cuando los clientes visitan una tienda, pueden ver, tocar y experimentar los productos en persona, lo cual les permite tener una experiencia de compra única que no se puede recrear en una página web.
- Alcance focalizado. Tener un negocio puede ayudar a aumentar la visibilidad de una marca y a llegar a una audiencia localizada. Esto es especialmente beneficioso para los negocios locales.
- Generar confianza. Disponer de un comercio ayuda a generar confianza en la marca. Los clientes pueden ver y tocar los productos en persona, y esto hace que se sientan más seguros al realizar una compra.
- Mejor servicio al cliente. Los locales a pie de calle tienen la ventaja de poder contar con personal capacitado y amable, capaz de brindar una mejor atención al comprador, permitiéndole preguntar y obtener asesoramiento, algo que no es posible realizar de forma online.
- Diversificar canales de venta. Tener una tienda física permite a las empresas diversificar sus canales de venta y llegar a un público más amplio. Cabe destacar, que también puede ser un lugar donde los compradores tienen la opción de recoger y devolver sus compras, una forma de ayudar a mejorar la experiencia incrementando la flexibilidad, tanto en línea como en el local. Y es que la omnicanalidad es un elemento crucial para el futuro de los minoristas, ya que no es suficiente con solo disponer del canal online. Tener varios canales de venta ofrece una experiencia de compra versátil, facilita la confianza del comprador y garantiza su fidelidad a largo plazo.
¿Cómo el interiorismo puede ayudar a tu tienda?
En un mundo cada vez más digitalizado, el retail ha experimentado un cambio significativo en la forma en que las personas compran. Con la comodidad de las compras en línea, muchos pensaron que las tiendas físicas estaban destinadas a desaparecer. Sin embargo, esto no ha sido así y en lugar de desvanecerse, se han reinventado para adaptarse a las exigencias de los tiempos modernos. El interiorismo ha resultado ser clave en este proceso de transformación.
Un diseño de interiores, el merchandising, el escaparatismo y el diseño de iluminación bien pensados pueden hacer que un local destaque y atraiga a los clientes en el mundo real, convirtiéndose en una herramienta poderosa que maximiza el potencial y el éxito del negocio minorista en una sociedad dominada por el e-commerce.
La decoración, la iluminación y la distribución de los productos pueden influir en la percepción del cliente sobre la calidad de los artículos, la marca y sus sensaciones dentro de la tienda.
Así pues, un buen diseño de retail puede hacer que una tienda destaque visualmente y llame la atención de los transeúntes, además de crear un ambiente agradable y acogedor que invite a las personas a entrar y a explorar, fomentando emociones positivas en estas y generando más ventas en el futuro.
Asimismo, puede mejorar la funcionalidad de la tienda, guiando al cliente a través de ella sin obstáculos, con zonas temáticas que ayuden a la compra y pudiendo destacar varios productos a fin de que sean más deseables para el consumidor.
Y no olvidemos que el diseño del espacio contribuye a reflejar la imagen de marca de la empresa. Los elementos visuales, como el logotipo, los colores y la tipografía, pueden ser incorporados en el diseño para crear una experiencia cohesiva y consistente.
Por otro lado, nos gustaría destacar que además de tener en cuenta el interiorismo, los comercios actualmente, están explorando la integración de la tecnología en sus diseños, desde pantallas táctiles, realidad aumentada y virtual, hasta tecnología de reconocimiento facial, lo que permite a los clientes interactuar con los productos y personalizar su experiencia de compra.
Disponer de un local comercial a pie de calle y aprovechar el diseño de interiores junto a las nuevas tecnologías resulta una estrategia efectiva que marcará la diferencia en un mercado cada vez más competitivo.
Sin duda son la clave para la evolución de los establecimientos físicos en la era de la tecnología y de la conectividad, porque la tienda física no está desapareciendo, sino evolucionando y mejorando en la medida en que se adapta a las exigencias del consumidor del siglo XXI.