Reformar el vestíbulo de tu edificio: lo primero que ves y lo último que cuidas.
Cuando pensamos en una reforma, la atención suele centrarse en el interior de la vivienda. Pero hay un espacio que usamos varias veces al día, todos los días, y que, sin darnos cuenta, influye (mucho) en nuestro mood cada vez que entramos o salimos de tu casa: el vestíbulo del edificio.
La mayoría de estos accesos fueron diseñados contemplando las necesidades y gustos de otras épocas. Posiblemente, no existía el ascensor, nadie iba al trabajo en patinete, ni se usaban carros con ruedas para hacer la compra. La iluminación era escasa, los materiales menos eficientes y los buzones, cuando los había, hoy están completamente desfasados. Y la realidad actual es otra: maletas, carritos, sillas de ruedas, repartidores con paquetes… Toda esa actividad diaria pasa por el mismo espacio.
Por eso, reformar el vestíbulo no es solo una cuestión estética: es una mejora directa en la calidad de vida de todos los vecinos. Es pensar cómo os movéis, qué necesitáis y cómo queréis sentiros cada vez que cruzáis esa puerta. Porque por ahí pasáis de lunes a domingo, de día y de noche. Y también lo recorren vuestros amigos, familias e invitados.
¿Qué sensación quieres tener al llegar a casa? ¿Qué debería transmitir ese primer espacio que te recibe cada día?
El caso de la comunidad de C/ Granada del Penedès
Cuando esta comunidad de vecinos en Barcelona nos contactó, el objetivo era claro: Un vestíbulo que dejara de ser un espacio olvidado y se convirtiera en una entrada elegante, funcional, accesible y luminosa.
Había varios retos técnicos por resolver:
- Diseñar una rampa con pendiente suave y giros cómodos.
- Multiplicar la luz natural sin tocar la estructura del edificio.
- Lograr un espacio que transmitiera elegancia, pero sin lujo pomposo.
- Que fuera muy agradable, fácil de mantener y que funcionara bien para todos, todos los días.
Y… ¿Qué pasó?
Integramos accesibilidad sin que lo pareciera. Pavimentos antideslizantes, rampa con diseño fluido, enchufes y mobiliario adaptados.
Multiplicamos la luz con revestimientos claros, superficies reflectantes y una iluminación artificial en capas que acompaña según el momento del día.
Y apostamos por materiales cálidos, resistentes y duraderos que no solo envejecen bien, sino que se mantienen sin esfuerzo.
¿Qué cambia con una reforma así?
Accesibilidad real. Personas con movilidad reducida o familias con carritos pueden entrar y salir sin obstáculos ni rodeos.
Bienestar compartido. El espacio transmite calidez, seguridad y orden desde el primer paso.
Revalorización del edificio. Mejora la percepción, el sentimiento comunitario y el valor patrimonial.
Eficiencia diaria. Menos mantenimiento, consumo optimizado y mejor experiencia de uso colectivo.
No hablamos de pulir el mármol, ni de decorar la entrada. Hablamos de cómo te sientes cuando, al entrar en tu edificio y coger el ascensor, llegas a casa. Tu casa.
Hablamos de cómo afecta a tu rutina, porque reformar un vestíbulo no es solo abrir una puerta: es abrir una nueva forma de vivir el día a día.
¿Tu comunidad necesita una entrada a la altura de quienes la habitáis? Descubre cómo lo resolvimos en este caso real: Ver proyecto completo.



