Si eres un apasionado/a del arte, sabrás que, del 7 al 10 de octubre, Barcelona volvió a acoger, en su decimocuarta edición, la feria de arte contemporáneo SWAB, una cita a la que nuestro equipo no podía faltar.
SWAB, se define como una “feria boutique”, que pretende romper con el hermetismo que muchas veces rodea el mundo del arte contemporáneo. Se ha consolidado en Barcelona como un encuentro referente para el sector cultural, compartiendo con la ciudad Condal las últimas tendencias del momento de la escena artística internacional, trayendo propuestas frescas y, lo más importante, dando visibilidad a proyectos jóvenes e innovadores. Y es que, no hay mejor ciudad que Barcelona para un evento de estas características, con su pluriculturalidad y su espíritu libre y cosmopolita.
Ubicada en el Pabellón Italiano en Montjuic, al entrar es imposible no dejar de mirar las múltiples formas de arte que emergen a lo largo de 80 galerías, representando a 29 países. Este año, como novedad, poniendo el foco en los países del Este, en las mujeres artistas y en la ecología.
Se respira un aire joven, apasionado, con un ambiente animado y positivo, ya que este año, en el que volvemos a interactuar de nuevo con los demás, pudimos percibir la prioridad que se le da al trato humano, a la conversación y a la atención hacia los visitantes. Todo ello se refleja en las propuestas que allí encontramos, en su paleta de color, en la luz, y en los conceptos que emanan de las obras expuestas, aunque también estaba presente la inquietud por mostrar una crítica general hacia los procesos poco cuidadosos con nuestro planeta.
El consumismo, la curiosidad, el gesto, la belleza, la sociedad, el plástico o la sexualidad son los temas que se debatían en las distintas exposiciones y como observadores, nos llevaron a cuestionarnos, a tomar conciencia y a replantearnos algunos puntos.
Observando y descubriendo las obras, pudimos sentir que el arte contemporáneo no es hoy elitista ni hermético. El arte hoy está en movimiento, se hace oír y palpita para hacerse accesible al público con un lenguaje a veces abstracto, a veces reconocible, a veces sorprendente y otras veces solamente provocador. Pero, en cualquier caso, abierto y dispuesto a ser comprendido por todos y todas. Por eso nos gusta tanto el SWAB y por eso volvemos a cada nueva edición.